Rendimiento deportivo y gestión de las emociones


Lograr lo máximo de sí mismo es el objetivo de los deportistas que aspiran a grandes realizaciones en su deporte. Con ese fin entrenan disciplinadamente. El legendario Mohammed Ali decía ““Los campeones no se hacen en los gimnasios. Los campeones están hechos de algo que tienen muy adentro de ellos: el deseo, un sueño y una visión”. A esto agregaríamos que, además del entrenamiento, el deseo, el sueño y la visión, es necesario apropiarse de estrategias de afrontamiento ante las circunstancias propias de la competición deportiva, para así lograr el máximo rendimiento. 

La actitud apropiada se logra si el deportista conoce sus características de personalidad y con esa base de autoconocimiento enfrenta exitosamente los retos que implica la competición deportiva.

Si, por ejemplo, en el transcurso de un partido de fútbol el deportista se siente asediado por los gritos ofensivos de la tribuna cuando su equipo no está compitiendo en el nivel esperado, y empieza a bajar su desempeño, está respondiendo desequilibradamente ya sea desde el Yo normativo o desde el Yo emocional.

Imagen tomada: http://www.cruzados.cl/hinchas/mario-lepe-3.html

En el caso mencionado, si el deportista empieza a lanzar juicios contra los compañeros de su equipo por no estar jugando bien, o a lanzar juicios contra la tribuna por no apoyar a su equipo, experimentará ira, que puede llevarlo a la desconcentración o a caer en el juego agresivo con las consabidas consecuencias. 

Pensamientos como “¿qué le pasa a la gente de la tribuna? son unos malditos por estar en nuestra contra, ellos no deberían actuar así”, o “mi equipo está jugando mal, y todo es culpa de fulano, él merece ser castigado por no trabajar como debe” constituyen juicios hacia otros que impiden afrontar apropiadamente la presión experimentada.

Imagen tomada de http://www.fundeu.es/recomendacion/futbol-a-domicilio-ii/

En el caso anterior se está actuando desde el Yo normativo, y particularmente desde uno de sus aspectos denominado Yo autoritario, el cual tiende a asumir posturas radicales a partir de juicios sobre el comportamiento de otros.

Ahora, imaginémonos que ante esa misma situación la persona responde no con ira sino con miedo o vergüenza, sintiendo que es terrible que otros lo desaprueben o lo ofendan, con la creencia implícita de que “uno debería ser amado por todos” y “es terrible que otros me rechacen”. Allí está respondiendo desde el Yo emocional, y particularmente desde el aspecto Yo infantil de esa estructura de la personalidad.

Por el contrario, si ante la aparición de los primeros signos de ira o de miedo el deportista se conecta con el Yo maduro, y deliberadamente empieza a darse instrucciones mentalmente, como “es molesto que la tribuna grite en nuestra contra, pero no es algo espantoso y puedo manejarlo”, “sería mejor que esta situación fuese diferente, pero ya que está ocurriendo lo más apropiado es tomar las cosas con calma”, o “mi compañero fulano de tal está jugando muy mal, pero eso nos pasa a todos en algunos momentos, tenemos partidos buenos y partidos malos, no somos perfectos”, podrá lograr que disminuya la activación emocional al no sobredimensionar la situación ni lanzar juicios culpabilizantes. Por otra parte, por el solo hecho de hablar consigo mismo en los términos indicados, logrará que la corteza cerebral retome el control y no dejará las cosas al manejo del sistema límbico. En ese caso, logrará conectar su Yo maduro para un adecuado afrontamiento de la situación.

La forma como la persona responde desde su Yo normativo o desde su Yo emocional depende, como es de esperarse, de las pautas aprendidas a lo largo de su vida. Si la persona ante situaciones de presión externa ha aprendido a responder desde el aspecto infantil de su Yo emocional, tenderá a hacerse la víctima, a buscar protección, a sentirse ofendida por la falta de afecto por parte de otros, patrones que muy probablemente ha venido utilizando desde su infancia. Si la persona responde desde su Yo normativo, y particularmente desde el Yo autoritario, tenderá a lanzar juicios de la misma manera que los han lanzado las figuras de autoridad que han sido relevantes en su historia personal. Por ello, identificar esos patrones de respuesta e identificar la relación con la historia de vida es un paso fundamental para empezar a “desconectar” esos patrones de respuestas automáticas, y empezar a “enchufar” al Yo maduro para que sea éste quien module la forma como se afronta la presión.

Imagen tomada de http://www.saludcasera.com/cerebro/7-alimentos-funcionales-que-reducen-inflamacion-y-niebla-del-cerebro/


Las estrategias para generar la interacción y armonizar estos aspectos de la personalidad las encontramos en el libro “Mentheoresis: el camino hacia el máximo desarrollo del ser”, que se puede adquirir en Amazon:

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