Para maestros: la forma como evalúas es una ventana a tus emociones




Muchas veces se parte del ideal de que el docente evalúa de manera absolutamente objetiva a sus estudiantes, sin permitir la influencia de factores personales. Es algo similar a la objetividad que se le exige al científico en sus procesos de investigación. Pero, al igual que el científico, el docente también es un ser humano que, por su integralidad, actúa desde sus conocimientos, habilidades intelectuales, contexto y condiciones socioemocionales propias.

Por lo anterior, resulta de gran valor para el docente preguntarse de qué manera está abordando y enfocando la evaluación, y qué aspectos de su socioemocionalidad aportan o le generan conflicto en sus prácticas de evaluación. Por eso, hoy brindaremos algunas pautas que se pueden tener en cuenta en dicho análisis.

El planteamiento de esquemas de afrontamiento en Mentheoresis es de gran utilidad para analizar el comportamiento del evaluador. Recordemos que los esquemas de afrontamiento pueden definirse como un conjunto de comportamientos y pensamientos que utiliza una persona para afrontar diferentes situaciones. En otras entradas de este blog se ha hablado de los esquemas y subesquemas del Yo Trascendente, Yo Maduro, Yo Niño, Yo Protector, Yo Juez y Yo Líder, y se han explicado las generalidades de cada uno de ellos, por lo que te sugerimos repasar estos contenidos si aún tienes dudas.

Diferentes actuaciones del docente al implementar procesos de evaluación se realizan desde alguno de estos esquemas. Veamos algunos comportamientos típicos que podrían provenir de algunos esquemas o subesquemas.

Comportamientos propios del Yo Maduro
Fomentar la negociación cuando, entre compañeros, no se logra llegar a acuerdos al tratar sobre temas de evaluación.
Buscar algunos puntos de acuerdo, sin pretender un consenso completo, pese a no estar de acuerdo con algunos planteamientos en temas de evaluación.

Comportamientos propios del Yo Protector
Pensar: “lo importante es apoyar socioemocionalmente al estudiante antes que la evaluación académica”.
Evitar a toda costa que el estudiante repruebe por temor a que se enfrente a una situación estresante.

Comportamientos propios del Yo Niño
Decir a todo “sí” cuando le plantean mejoras o ajustes en la evaluación, aunque no esté de acuerdo con esos ajustes.
Sentirse herido emocionalmente, si otro compañero le indica que debería hacer cambios en sus prácticas de evaluación.
Entregar tardíamente al colegio los resultados de las evaluaciones de sus estudiantes por dar prioridad a otros asuntos personales.

Comportamientos propios del Juez:

  • Utilizar la evaluación como mecanismo de coerción ante los estudiantes.

  • Considerar que los docentes que desean innovar en evaluación están actuando en forma absurda, porque ya existen unos principios y prácticas predeterminados que funcionan y que deben ser seguidos.

  • Sentir culpa por adoptar una actitud crítica ante posibles ajustes al Sistema Institucional de Evaluación de Estudiantes.


Comportamientos propios del Líder:

  • Proponer y liderar revisiones y ajustes en las prácticas de evaluación.

  • Orientar al estudiante por medio de la retroalimentación de la evaluación para potenciar sus fortalezas, y animarlo a mejorar.

  • Animarse a sí mismo e impulsarse a implementar cambios, aunque esto constituya un desafío mayor.

Como puede apreciarse, la posibilidad de modificar, ajustar y mejorar las prácticas de evaluación puede incrementarse o disminuir si se actúa desde determinados esquemas. Por ejemplo, es muy conveniente dejar expresarse al Yo Niño mediante la realización de evaluaciones con un contenido lúdico que incluso resulte divertido para el docente, pero una expresión del Yo Niño que afecte el proceso de evaluación de estudiantes debe ser revisado desde el Yo Maduro, por ejemplo cuando lleva al docente a callar sumisamente ante sus colegas cuando en realidad desearía proponer cambios en las evaluaciones que se realizan en el colegio.

Ninguno de los esquemas es bueno o malo por sí mismo: solo resulta más conveniente comportarse desde ciertos esquemas en determinados contextos. Por ejemplo, si tú laboras en una institución en la que se está pensando reformular y adaptar los criterios de evaluación y promoción de estudiantes dados los cambios bruscos que se vivieron en la institución en los últimos meses, puede convenir que tanto tú como tu grupo de compañeros docentes analicen cómo están asumiendo esos posibles cambios y que identifiquen si están actuando desde algún esquema de afrontamiento que puedan obstaculizar los avances en las mejoras en las prácticas de evaluación de la institución educativa. Tal vez descubran que alguno de ellos está actuando desde el Yo niño y que desde allí está frenando los avances que se pueden lograr, por el temor a expresar sus puntos de vista abiertamente, y que una actuación desde el Yo líder puede resultar más conveniente y enriquecedora.

Cuando has identificado que estamos actuando inapropiadamente  desde un esquema, y consideras que sería más conveniente reformular sus contenidos, puedes reformular por escrito tus pensamientos para desmarcarte del esquema actual y lograr la perspectiva desde el Yo Maduro. Esto no solo aplica en la evaluación sino también en la vida cotidiana.

Un ejemplo de ello sería si desde tu Yo juez piensas lo siguiente:

“Ese profesor propone cambios en el Sistema Institucional de Evaluación de Estudiantes… ¿por qué mejor no pide traslado a otro colegio? Aquí llevamos tres años con nuestro sistema actual, funciona bien y no deberíamos cambiarlo”. 

Este ejemplo ha sido tomado de la vida real; ha sido tomado de una de las interacciones con un grupo de docentes. Se trata de un contenido propio del Yo Juez, y podría reformularse si se plantea un pensamiento alternativo como este:

“Es mejor ser más tolerante ante las opiniones de otros profesores, ellos también tienen derecho a expresarse y a pensar diferente a mí”

Si el docente modifica de esta forma lo que se dice a sí mismo, también flexibilizará su Yo Juez, y se favorecerán los cambios en las estrategias de evaluación. También puede mejorar la interacción con su grupo de compañeros. Es decir, el solo hecho de modificar contenidos de un esquema puede obrar cambios importantes en el comportamiento de una persona y en su relación con los otros.

Es importante tener en cuenta que el objetivo es lograr que el “director de orquesta “ sea el Yo Maduro. Es decir, no se trata de dejar fuera de juego a alguno de los esquemas, sino que su actuación esté “supervisada” o monitoreada por el Yo Maduro. 

Así como este análisis se aplica a las prácticas de evaluación, se recomienda aplicarlo a diversas situaciones de la vida diaria. Si ante tus estudiantes te comportas con un Yo Juez implacable, es probable que esto mismo te esté sucediendo en otras esferas de tu vida, por ejemplo en tu familia, o que de manera análoga estés dejando que un Yo Juez excesivamente autoritario y descalificador te esté haciendo sentir como un fracasado si no has alcanzado ciertas metas.

Identificar y modular la expresión de tus esquemas de afrontamiento desde el Yo Maduro, cuando ello es conveniente, puede llevarte a mejorar en diferentes aspectos de tu vida, no solo en lo profesional, sino también en lo social y familiar, pues podrás hacer una mejor gestión de tus emociones. En Mentheoresos existen diferentes técnicas para lograr la expresión armónica de tus esquemas, como por ejemplo la reformulación de pensamientos (que hemos explicado en esta publicación), la relajación muscular, el entrenamiento en comunicación asertiva, la silla vacía, etc.



Bibliografía 

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•ELLIS, Albert., y GRIEGER, Russell. (1981). Manual de Terapia Racional Emotiva. Bilbao: Desclée de Brouwer. Vol 1.

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•RAMÍREZ, César (2017). Mentheoresis : el camino hacia el máximo desarrollo del Ser. Bogotá: Autores Editores.

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